Los diversos momentos críticos que se está produciendo a nivel mundial así como la escasez de recursos tienen numerosas repercusiones y efectos secundarios, que continúan deteriorando las cadenas de suministro globales.
Desde el transporte hasta la falta de recursos y mano de obra, casi todos los sectores de la economía se están viendo afectados.
Esta prolongada congestión no solo conduce a las actuales interrupciones en las cadenas de suministro y producciones, sino también a una batalla de precios en el mercado del transporte marítimo sumado a la falta de certeza de que la carga vaya a salir en el plazo establecido del puerto de origen o las nuevas restricciones medioambientales no ayudan en este sentido.
Con la situación actual y los cambios de planes, puede suceder que no se sepa con certeza, hasta el día de la salida prevista, si la mercancía se encuentra realmente en el barco o si se enviará más adelante. Además, hay otro factor que contribuye a la escasez general de buques de carga, la exigencia de reducir sus emisiones de CO2.
La ansiada vuelta a la normalidad de esta situación comienza por emprender acciones para adaptar nuestras cadenas de entre la disponibilidad y la eficiencia económica en el futuro, buscando nuevas formas de optimizar los tiempos de entrega, tanto para la exportación como para la importación, apostando por modelos alternativos y trabajando en procesos sostenibles de cambio en la organización de las cadenas de suministro.
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