El Centro Español de Logística (CEL), junto con Zoomlo Everis group, han presentado un estudio sobre la Logística del e-Commerce, en el que se ha estudiado la actual situación del comercio electrónico, su previsible evolución y las consecuencias que está teniendo para la cadena de suministro en general y en los agentes de la actividad logística en particular.
Según los datos de la CNMC, el comercio electrónico alcanzó un volumen de negocio de 40.000 M€ en 2018, de los que cerca del 30% provinieron de transacciones que necesitan entrega física.
La queja principal de los usuarios de comercio electrónico, achacables a la logística, siguen siendo los retrasos en la entrega, la llegada del producto dañado o que nunca fue entregado. Mientras, lo que más se valora es la rapidez en la entrega y los gastos de envío, aunque cada vez cobra más fuerza la trazabilidad de todo el proceso de entrega, la profesionalidad del repartidor o el poder elegir franja horaria/lugar de entrega, junto a una logística inversa (devoluciones) fácil y segura.
Retos y soluciones
El primero de ellos está relacionado con la expectativas del cliente en el canal on-line, que tiende a buscar valores diferenciales en la plataforma de venta.
Otro reto se encuentra en la gestión de las devoluciones que ha de ser fácil y segura, logrando de esta manera fidelizar a los clientes.
Un tercer reto sería desbloquear la congestión que provoca el acceso de gran cantidad de vehículos para el reparto de mercancías en las ciudades que puede traduccirse en incrementos de los tiempos de entrega y aumentos de los stocks.
Por otra parte, el mercado laboral supone un reto ante un escenario de escasez de profesionales, en un momento en el que están creciendo los niveles de exigencia en cuanto a competencias y destrezas.
En este ámbito, la implementación de la transformación digital se convierte en una palanca para ganar competitividad a través del uso de las nuevas tecnologías.
Frente a estos retos, el trabajo del CEL y Everis apuesta por soluciones flexibles de entrega, el desarrollo de microhubs urbanos abiertos para que puedan usarlos cualquier operador, un uso de vehículos alimentados con energías alternativas, el empleo de tecnologías emergentes y una apuesta decidida por la formación en nuevas tecnologías, perfil que se extiende a los cuadros medios y ejecutivos de las compañías.
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